El desperdicio de alimentos

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aproximadamente un tercio de los alimentos del mundo, unos 1300 millones de toneladas, se pierden o desperdician cada año, con el consiguiente impacto social, ambiental y económico.

INDICE DE CONTENIDOS.

  1. Las personas consumidoras
  2. En los centros educativos
  3. En las industrias transformadoras
  4. En las empresas distribuidoras
  5. En los establecimientos de restauración
  1. Medidas de prevención y reducción de los residuos alimentarios establecidas en la Ley de residuos
  2. Medidas establecidas en la Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario 

 

Efectos de las pérdidas y el desperdicio de alimentos.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU recoge un total de 17 objetivos de desarrollo sostenible, estando relacionado el objetivo 12 con la producción y consumo responsables. Dentro de este objetivo, se define la meta 12.3 que establece el compromiso para 2030 de reducir el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de las personas consumidoras, y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha. En este sentido, de acuerdo a la FAO

  • Las pérdidas de los alimentos se refieren a los alimentos que se pierden o estropean a lo largo de la cadena de suministro desde la cosecha, sacrificio, captura, hasta el nivel minorista (sin incluirlo).
  • El desperdicio de los alimentos se refiere a la reducción de la calidad o cantidad de los mismos debida a los establecimientos minoristas y a las personas consumidoras. Se trata de cuestiones como:
  1. Productos frescos que no se consideran “óptimos” por presentar forma extraña, tamaño y colores diferentes, etc.
  2. Descarte por superar o encontrarse cerca de su fecha de consumo preferente o que la hayan superado.
  3. Alimentos que no se utilizan o que sobran en los restaurantes o en los hogares de las personas consumidoras.

La consecución de un mundo con hambre cero pasa por reducir estas pérdidas y desperdicios de alimentos. Con ello, se alcanzaría el objetivo 2 (hambre cero) y objetivo 12 (consumo y producción sostenibles) de la Agenda 2030.

Los efectos más inmediatos de la pérdida y desperdicio alimentario son: sociales (influyen en que muchas personas en el mundo pasen hambre), ambientales (provocan un aumento en las emisiones de los gases de efecto invernadero, aumento en los consumos de agua e insostenibilidad de la agricultura y ganadería, entre otros aspectos), así como económicos.

En consonancia con lo anterior, y con la necesidad de implantar una economía circular, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación presentó en 2013 la Estrategia “Más alimento, menos desperdicio”, un programa para la reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario y la valorización de los alimentos desechados, a través del que se implica a todos los sectores de la sociedad en la contribución a la reducción del desperdicio de alimentos, ya que esta situación se produce en todos los eslabones de la cadena alimentaria (en el campo, en las industrias transformadoras y distribuidoras, en las escuelas, en los establecimientos minoristas, en los restaurantes y en los hogares). 

 

Qué hacer para evitar las pérdidas y desperdicios de alimentos.

Los orígenes de los productos alimenticios son la agricultura, la ganadería y la pesca. Tales alimentos, tras ser producidos, sufren una mayor o menor transformación que los hace óptimos para ser comercializados, pasan a la fase de distribución a los comercios y, finalmente, llegan a las personas consumidoras. Desde la transformación hasta el consumo de los alimentos se pueden establecer medidas para intentar reducir su pérdida y desperdicio.

La web “más Alimento, menos desperdicio”, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, identifica una serie de participantes que han de colaborar para conseguir esta meta, entre otros: las personas consumidoras y los centros educativos, la industria transformadora de los alimentos, las empresas que distribuyen los alimentos y los establecimientos de restauración. 

Las personas consumidoras.

Es en los hogares donde se produce un mayor desperdicio de alimentos. Es muy importante, por lo tanto, que las personas consumidoras tomen conciencia de las consecuencias medioambientales, sociales y económicas que tiene desperdiciar la comida. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dispone de una Guía Práctica para el consumidor: cómo reducir el desperdicio alimentario. Se pueden adoptar una serie de pautas de conducta para lograr la minimización de tales desperdicios alimentarios, entre las cuales destacan:

  • Planificar el menú semanal evitando las improvisaciones.
  • Acudir al mercado con una lista de la compra de los productos alimenticios que realmente se necesiten.
  • Tratar de acudir al establecimiento con mayor frecuencia haciendo pequeñas compras en lugar de pocas veces haciendo compras masivas.
  • Para hacer una compra adecuada, revisar regularmente la despensa, la nevera y el congelador para comprobar los productos que empiezan a escasear y de los cuales se tienen existencias.
  • Apostar por productos procedentes de comercio de proximidad y productos de temporada, así como los que tengan canales cortos de comercialización (pocas entidades intermediarias entre el lugar de producción y el sitio donde se comercian).
  • Acostumbrarse a leer las etiquetas de los productos alimenticios ya que esta es la fuente de información primordial sobre los mismos, considerando de manera especial sus fechas de caducidad y de consumo preferente. No hay que confundir ambas fechas:
  1. La fecha de caducidad indica la fecha a partir de la cual un alimento no se podrá consumir.
  2. La fecha de consumo preferente indica la fecha a partir de la cual un alimento, que puede seguir siendo comestible, disminuye su calidad por variar alguna de sus propiedades (sabor, olor, textura, etc.).
  • Consultar las condiciones de mantenimiento y de elaboración de los productos alimenticios.
  • Elegir productos preferentemente a granel evitando, en la medida de lo posible, los envasados.
  • Optimizar la distribución de los alimentos en la nevera:
  1. Los alimentos crudos, que necesitan más frío, como las carnes y pescados deben ir en la zona de la nevera más cercana al congelador.
  2. La zona de la nevera más alejada del congelador podría ser ocupada por los productos lácteos y huevos.
  3. La zona restante puede ir ocupada por alimentos que se hayan cocinado, así como por productos que estén listos para el consumo.
  4. Los cajones presentes en la nevera van destinados a introducir las frutas y las verduras y hortalizas.
  5. Mantener las sobras guardadas en envases o recipientes que cierren de manera hermética.
  6. Limpiar periódicamente la nevera y el congelador para que no proliferen gérmenes.
  • Conservar adecuadamente los alimentos para evitar que se echen a perder prematuramente, por ejemplo utilizando: botes de cristal con tapa hermética, fiambreras, envasado al vacío, film transparente, papel de aluminio, etc.
  • Al cocinar, y para evitar que haya comida que no se aproveche, preparar las raciones adecuadas.
  • A la hora de descongelar un producto, hacerlo siempre dentro de la nevera y descongelar solo la parte del mismo que vaya a ser consumida.
  • Si sobra comida pedida en un restaurante, solicitar que se facilite un envase para llevarse lo que haya sobrado.
  • Existen aplicaciones de teléfonos móviles que informan sobre establecimientos que ponen comida que va sobrar a precios atractivos. 

En los centros educativos.

Las guarderías, escuelas y colegios son  centros ideales para la sensibilización de niños y niñas desde tempranas edades de cara a la reducción del desperdicio de los alimentos y de la alimentación responsable y saludable. Esto se puede conseguir en el propio aula, en el comedor, en el centro educativo en general, así como a través de la concienciación e implicación de padres y madres. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dispone de una Guía Práctica para reducir el desperdicio alimentario en centros educativos

En las industrias transformadoras.

Son varias las causas destacadas que hacen que en la industria transformadora de los alimentos se produzca su pérdida, algunas de las cuales están relacionadas con: errores en el etiquetado, incorrectos controles de stock, daños en los embalajes y envases que hacen que se impida la venta aun estando el alimento en buen estado, etc. Las entidades transformadoras de productos alimenticios, pueden adoptar unas pautas de conducta para reducir las pérdidas de alimentos, entre las que se destacan:

  • Asegurarse de que los alimentos estén en condiciones óptimas higiénico-sanitarias durante todo el proceso de transformación (manipulación, almacén, transporte, etc.).
  • Almacenar los alimentos por grupos de productos, así como garantizar la correcta trazabilidad de los diferentes lotes, optando por envases y embalajes que aseguren una óptima conservación.
  • Adaptar las cantidades y raciones a las necesidades reales de las personas consumidoras.
  • Garantizar que en la etiqueta estén presentes, de manera clara, la información sobre la conservación y la correcta preparación de los alimentos. Asimismo, la etiqueta debe ser clara y de fácil interpretación.
  • Apostar por productos que sean de temporada y de proximidad, utilizando los denominados canales cortos de comercio (aquellos en los que se reducen el número de entidades intermediarias entre la producción del alimento y la persona que lo consume).
  • Tener una adecuada formación del personal al servicio de estas empresas.
  • Adoptar una comunicación adecuada con las entidades distribuidoras y proveedoras de los productos alimenticios transformados. De este modo se conseguirá un ajuste óptimo entre lo ofertado y lo demandado.
  • Valorar la donación de productos alimenticios a bancos de alimentos u otras entidades benéficas. 

En las empresas distribuidoras.

Una vez que los productos alimenticios han sido transformados, llega el momento de su distribución a los comercios o empresas que los comercializan. Por regla general, las mayores pérdidas de alimentos se generan en el transporte y durante la manipulación en esta fase de distribución. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dispone de una Guía Práctica para reducir el desperdicio alimentario en el comercio minorista sector de frutas y hortalizas. Las empresas distribuidoras de productos alimenticios, pueden adoptar unas pautas de conducta para reducir la pérdida de alimentos, entre las que destacan:

  • Asegurarse de que los alimentos estén en condiciones óptimas higiénico-sanitarias durante todo el proceso de transformación (manipulación, almacén, transporte, etc.).
  • Garantizar la correcta trazabilidad de los diferentes lotes.
  • Tener una adecuada formación del personal al servicio de estas empresas.
  • Adoptar una comunicación adecuada con la clientela de estas empresas distribuidoras de productos alimenticios. De este modo se conseguirá un ajuste óptimo entre lo ofertado y lo demandado.
  • Apostar por productos que sean de temporada y de proximidad, utilizando los denominados canales cortos de comercio.
  • Tener en cuenta las necesidades de las personas consumidoras en cuanto a los formatos de compra.
  • Un exceso en la oferta de productos puede evitar que estos roten adecuadamente ya que las personas consumidoras tenderán a elegir productos con fechas de caducidad y de consumo preferente más lejanas, y se fomentará que productos con fechas más cercanas en el tiempo acaben siendo desperdiciados. A estos efectos, pueden hacerse promociones o descuentos con productos que tengan una vida útil corta o que presenten una fecha de consumo preferente o de caducidad inminente.
  • Ofrecer a las personas compradoras información sobre el correcto mantenimiento, manipulación y elaboración de los productos alimenticios, así como sobre las etiquetas que los acompañan y su interpretación.
  • Hacer un correcto reciclado de los productos que no se puedan aprovechar.
  • Valorar la donación de productos alimenticios a bancos de alimentos u otras entidades benéficas. 

En los establecimientos de restauración.

En los establecimientos de restauración los dos focos principales en los que se producen desperdicios de alimentos son las propias cocinas y la zona destinada al consumo de la clientela. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación dispone de una Guía Práctica para reducir el desperdicio alimentario en la restauración. Las empresas de restauración, pueden adoptar unas pautas de conducta para reducir los desperdicios de alimentos, entre las que destacan:

  1. Asegurarse de que los alimentos estén en condiciones óptimas higiénico-sanitarias durante todo el proceso de transformación (manipulación, almacén, transporte, etc.).
  2. Apostar por productos que sean de temporada y de proximidad, utilizando los denominados canales cortos de comercio.
  3. Tener una adecuada formación del personal al servicio de estos establecimientos.
  4. Considerar diferentes métodos de conservación como encurtidos, conservas, productos congelados, salazones etc., que hagan que los productos se conserven por mayor tiempo.
  5. Para evitar que los productos puedan estropearse una vez abiertos los envases, considerar formatos y tamaños adecuados de los mismos. En este sentido, es importante tener un correcto control de los diferentes stocks existentes en el establecimiento. Asimismo, es aconsejable que se elaboren de manera adecuada los pedidos y compras de los productos de acuerdo con las existencias y demandas esperadas de los mismos
  6. Atender bien al contenido de la etiqueta de los alimentos  y envases, ya que esta es la fuente de información primordial sobre los mismos, considerando de manera especial sus fechas de caducidad y de consumo preferente.
  7. Etiquetar las fechas de caducidad y consumo preferente en los productos que sean extraídos de sus envases.
  8. Si es posible, se pueden aprovechar excedentes de alimentos para elaborar menús imaginativos y otras opciones que puedan atraer a la clientela.
  9. En los casos de que sobre comida a la clientela, ofrecer la posibilidad de que se la lleven a casa.
  10. Hacer un correcto reciclado de los productos que no se puedan aprovechar.
  11. Valorar la donación de productos alimenticios a bancos de alimentos u otras entidades benéficas. 

 

Medidas con relación al desperdicio alimentario. 

Medidas de prevención y reducción de los residuos alimentarios establecidas en la Ley de residuos.

La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular (en vigor, salvo su artículo 6, que regirá a partir del 2 de abril de 2026) establece una serie de medidas para la prevención de residuos, entre ellas hay algunas relacionadas con los considerados residuos alimentarios, entendidos como tales aquellos alimentos que se han convertido en residuos.  Dentro de las medidas para prevenir, de manera específica, tales residuos se encuentran las siguientes:

  • La reducción de la generación de los residuos alimentarios en la producción primaria, en la transformación y la fabricación, en la venta minorista y otros tipos de distribución de alimentos, en restaurantes y servicios de comidas, así como en los hogares, de forma que se logre para 2030, respecto a 2030, como contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas:
  1. Una reducción del 50 % de los residuos alimentarios per cápita en el plano de la venta minorista y de las personas consumidoras.
  2. Una reducción del 20 % de las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.

Al objeto de dar cumplimiento a lo anterior, el Programa Estatal de Prevención de Residuos incluirá un apartado específico para la reducción de los residuos alimentarios. Los planes autonómicos también deberán contener un apartado específico sobre reducción de los residuos alimentarios. Las entidades locales podrán establecer medidas que favorezcan la reducción de los residuos alimentarios, en su caso, en colaboración con los establecimientos de restauración.

  • Fomentar la donación de alimentos y otros tipos de redistribución para consumo humano, priorizándolo frente a la alimentación animal y a la transformación en productos no alimenticios.

Al objeto de dar cumplimiento a lo anterior, las empresas de producción primaria, las industrias alimentarias, y las empresas de distribución y de restauración colectiva deberán priorizar por este orden:

  1. La donación de alimentos y otros tipos de redistribución para consumo humano, o la transformación de los productos que no se han vendido pero que siguen siendo aptos para consumo.
  2. La alimentación animal y la fabricación de piensos.
  3. Su uso como subproductos en otra industria.
  4. En última instancia, ya como residuos, al reciclado y, en particular, a la obtención de compost y digerido de máxima calidad para su uso en los suelos, y, cuando esto no sea posible, a la obtención de combustibles
  • Fomentar la reducción de la generación de residuos en el ámbito del comercio mediante la venta de productos a granel, la venta y el empleo de envases o dispositivos reutilizables, entre otros. 
  • Al objeto de reducir el consumo de envases de un solo uso, las Administraciones Públicas fomentarán el consumo de agua potable en sus dependencias y otros espacios públicos, mediante el uso de fuentes en condiciones que garanticen la higiene y la seguridad alimentaria o el uso de envases reutilizables, entre otros, con independencia de que en los centros sanitarios se permita la comercialización en envases de un solo uso.
  • En los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a las personas consumidoras, clientela o personas usuarias de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento.
  • Para promover la prevención de envases de un solo uso, a más tardar el 1 de enero de 2023, los comercios minoristas de alimentación de superficie igual o mayor a 400 metros cuadrados destinarán, al menos el 20 % de su área de ventas a la oferta de productos presentados sin embalaje primario, incluida la venta a granel o mediante envases reutilizables.
  • Todos los establecimientos de alimentación que vendan productos frescos y bebidas, así como alimentos cocinados, deberán aceptar el uso de recipientes reutilizables (bolsas, táperes, botellas, entre otros) adecuados a la naturaleza del producto y debidamente higienizados, siendo las personas consumidoras las responsables de su acondicionamiento. Tales recipientes podrán ser rechazados por la entidad comerciante para el oportuno servicio si están manifiestamente sucios o no son adecuados. 

Medidas establecidas en la Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario.

La Ley 1/2025, de 1 de abril, de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, trata de prevenir y reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos por parte de todos los agentes de la cadena alimentaria, estableciendo una jerarquía de prioridades de solución y dando respuesta al objetivo sobre el sistema alimentario de producción y consumo responsables de la Agenda 2030. 

Se aplica a las actividades que realizan en territorio español los agentes de la cadena alimentaria ya sean en las fases de la producción, transformación y distribución de alimentos, así como de la hostelería, restauración, otras entidades y asociaciones de distribución de alimentos donados  y de la Administración pública. 

Las pérdidas de alimentos son productos agrarios y alimentarios que, por cualquier circunstancia, quedan en la propia explotación, ya sea reincorporados al suelo o utilizados para realizar compost in situ y cuyo destino final hubiera sido la alimentación humana; mientras que el desperdicio alimentario es la parte de los alimentos destinada a ser ingerida por el ser humano y que termina desechada como residuo. 

Son agentes de la cadena alimentaria:

  • Operadores pertenecientes al sector primario, incluyendo cooperativas y demás entidades asociativas, entidades o empresas de elaboración, fabricación o distribución de alimentos.
  • Comercios al por menor.
  • Empresas del sector de la hostelería o la restauración.
  • Otros proveedores de servicios alimentarios (centros sanitarios, centros educativos, centros penitenciarios, centros de internamiento de extranjeros, residencias de servicios sociales, y en general todos los establecimientos permanentes que ofrezcan catering o servicio de comedor.).
  • Entidades del Tercer Sector de acción social, de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro que prestan servicios de distribución de alimentos donados, y las administraciones públicas.

1. La jerarquía de prioridades establecida para los agentes de la cadena alimentaria.

Obligaciones inmediatas de los agentes de la cadena alimentaria:

  • Prevenir las pérdidas y desperdicio alimentario.
  • Adaptar sus actuaciones a la jerarquía de prioridades.

La jerarquía de prioridades:

  • En primer lugar, se atenderá a la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, incorporando la transformación de los productos agrarios o alimentos que no se han vendido, pero que siguen siendo aptos para el consumo humano, en otros productos alternativos para consumo humano.
  • Para aquellos excedentes cuya generación no se haya logrado prevenir se seguirá el siguiente orden de prioridad:
  1. Se procederá a la donación de alimentos, y otros tipos de redistribución para consumo humano.
  2. En su defecto, los alimentos se dedicarán a la alimentación animal y a la fabricación de piensos dentro del correspondiente marco regulatorio.
  3. En defecto de todas las anteriores, se emplearán como producto alternativo en otra industria.
  • Y en última instancia, ya como residuos, al reciclado y, en particular, a la obtención de compost y digerido de máxima calidad para su uso en los suelos, y, cuando no sea posible lo anterior, para la valorización energética mediante la obtención de biogás o de combustibles.

2. Obligaciones específicas para las empresas de hostelería y restauración.

Las empresas de la hostelería y otros proveedores de servicios alimentarios tendrán la obligación de:

  • Facilitar a la persona consumidora que pueda llevarse, sin coste adicional alguno distinto del indicado a continuación, los alimentos que no haya consumido. Esto no es aplicable para los formatos de servicio de bufé libre o similares.
  • Informar a la persona consumidora, de forma clara y visible, en el propio establecimiento, preferentemente en la carta o el menú.

Para posibilitar lo anterior:

  • Se emplearán envases aptos para el uso alimentario, reutilizables, o fácilmente reciclables.
  • Para los envases o recipientes alimentarios de plástico de un solo uso deberán tenerse en cuenta:
  1. Las disposiciones previstas en el título V de la Ley 7/2022, de 8 de abril, en especial las relativas a la necesidad de reducir su consumo de cara a cumplir los objetivos del artículo 55.1 de dicha ley y a la obligación de su cobro.
  2. Las contempladas en el artículo 18 del Real Decreto 1021/2022, de 13 de diciembre, por el que se regulan determinados requisitos en materia de higiene de la producción y comercialización de los productos alimenticios en establecimientos de comercio al por menor.

Las empresas o entidades gestoras de caterings o comedores colectivos y sociales, en colaboración con los centros educativos o sociosanitarios, podrán establecer programas de sensibilización, educación y formación en la reducción del desperdicio alimentario dirigidos al personal de cocina y comedor, así como el personal del centro, usuarios y usuarias.

3. Obligaciones específicas para las empresas y entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la distribución de alimentos aptos para consumo humano para donación.

Entre otras obligaciones, contarán con las siguientes:

  • Garantizar la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro de entradas y salidas de los alimentos recibidos y entregados. Quedan excluidos de las obligaciones relativas a la trazabilidad:
  1. Las personas particulares que provean alimentos sobre una base ad hoc en eventos comunitarios u otros actos benéficos.
  2. Las organizaciones solidarias, de carácter social o de fines humanitarios que, ocasionalmente, reciban alimentos procedentes de donantes privados. 
  • Mantener unas correctas prácticas de higiene en la conservación y la manipulación de los alimentos bajo su control, asumiendo la gestión desde el momento de la entrega del producto por parte del donante. Deberán disponer:
  1. Las instalaciones y equipos adecuados para garantizar su calidad y seguridad alimentaria
  2. En su caso, de dispositivos para mantener la cadena de frío. 
  • Realizar la donación y distribución de alimentos sin discriminación de clase alguna, así como velar por el respeto a los derechos humanos. 
  • Destinar la donación de los productos recibidos a personas en situación de vulnerabilidad:
  1. Queda expresamente prohibida la comercialización de los mismos.
  2. La prohibición anterior no es aplicable a las entidades comprendidas en el artículo 5.4 de la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social. 
  • Vincular la donación de los productos recibidos a la promoción de proyectos que posibiliten el empleo e inserción sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad, trabajando desde una perspectiva comunitaria y de cohesión social. 
  • Fomentar que la donación de los alimentos recibidos se haga desde una perspectiva comunitaria y de cohesión social, vinculando a proyectos que posibiliten el empleo e inserción sociolaboral de personas en situación de vulnerabilidad.

4. Derechos de las personas consumidoras.

Teniendo en cuenta los dos apartados anteriores, las personas consumidoras cuentan con los siguientes derechos:

  • Recibir información por parte de las administraciones públicas y de las empresas de la cadena alimentaria sobre las medidas para reducir el desperdicio alimentario en los hogares y la restauración, así como sobre los programas establecidos para la prevención de las pérdidas y el despilfarro alimentarios. 
  • Recibir información de las entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro o bancos de alimentos, sobre las características, condiciones y estado de los alimentos que reciben como donación
  • Llevarse de las empresas de la hostelería y otros proveedores de servicios alimentarios los alimentos que no haya consumido.

5. Algunas buenas prácticas de las empresas que venden alimentos a la persona consumidora final.

Las empresas deben velar por mejorar la información sobre la seguridad del consumo de:

  • Productos con imperfecciones o imperfectos, fomentar las líneas de venta de estos productos.
  • Los alimentos de producción más sostenible, siempre cumpliendo lo establecido en las normas de comercialización vigentes en la Unión Europea.

Las administraciones públicas junto con las empresas que venden alimentos a la persona consumidora final podrán aplicar las siguientes medidas voluntarias:

  • Disponer de infraestructuras adecuadas para que los procesos de manipulación, almacenamiento y transporte se lleven a cabo en las condiciones óptimas, que minimicen las pérdidas y el desperdicio alimentario
  • Trabajar en el desarrollo de protocolos específicos para reducir a mínimos las pérdidas y el desperdicio alimentario a lo largo de la cadena de transporte y almacenamiento. 
  • Incentivar la venta de productos con la fecha de consumo preferente o de caducidad próxima, de acuerdo con la jerarquía de prioridades.
  • En el caso de los establecimientos de comercio al por menor:
  1. Disponer de líneas de venta con productos «feos», «imperfectos» o «poco estéticos» siempre cumpliendo lo establecido en las normas de comercialización vigentes.
  2. Promover el consumo de los productos de temporada, los de proximidad, los ecológicos y los ambientalmente sostenibles.
  3. Incorporar y mejorar la información sobre el aprovechamiento de los alimentos.
  4. Exponer en lugar visible para las personas consumidoras información sobre la seguridad y beneficios del consumo de productos con imperfecciones o imperfectos.
  • Formar y sensibilizar a las personas trabajadoras o voluntarias para que actúen de forma activa en la prevención y reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario e implicarles en esta acción. 
  • Exponer en lugar visible para las personas consumidoras propuestas de divulgación de las Administraciones competentes relativas a:
  1. Una mejor planificación de los menús, de sus compras, compra sostenible (tales como alimentos frescos, de temporada, locales o ecológicos).
  2. Cocina de reaprovechamiento.
  3. Buenas prácticas de almacenamiento.
  4. Correcta interpretación de las fechas de caducidad y de consumo preferente
  5. Reciclaje y materiales de envasado para sensibilizar a la persona consumidora sobre estas cuestiones. 
  • Fomentar campañas informativas y de sensibilización para:
  1. Prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentarios.
  2. Dar a conocer el impacto en la sostenibilidad económica, social y ambiental que comportan.
  3. Concienciar sobre la necesidad de favorecer un consumo responsable. 
  • Fomentar buenas prácticas comerciales para prevenir las pérdidas y el derroche alimentarios. 
  • Promover o colaborar con proyectos cívicos, comunitarios, de participación ciudadana y de voluntariado que tengan la finalidad de sensibilizar y promocionar las prácticas para prevenir las pérdidas y el derroche alimentarios, preferentemente los proyectos de inserción sociolaboral o de atención de colectivos vulnerables.

6. Algunas buenas prácticas de las empresas del sector de la hostelería y otros proveedores de servicios alimentarios.

Las administraciones públicas junto con el sector de la hostelería y otros proveedores de servicios alimentarios podrán aplicar las siguientes medidas:

  • Fomentar, siempre que sea viable, la incorporación de criterios de compra sostenible (tales como alimentos frescos, de temporada, locales o ecológicos) para reducir la huella ambiental y promocionar la economía de proximidad
  • Promover la flexibilización de los menús, para que la persona consumidora pueda elegir la guarnición o raciones de distinto tamaño.
  • Fomentar la donación de alimentos con fines sociales y otros tipos de redistribución para el consumo humano.
  • Fomentar la entrega a instalaciones de compostaje de los restos alimentarios conforme a la normativa de residuos.
  • Mejorar la calidad de la fracción orgánica segregada, para su adecuada entrega a instalaciones de compostaje de los restos alimentarios conforme a la normativa de residuos.
  • Formar y sensibilizar a las personas trabajadoras o voluntarias, para que actúen de forma activa en la prevención y reducción de las pérdidas y el desperdicio alimentario e implicarles en esta acción. 
  • Fomentar campañas informativas y de sensibilización para:
  1. Prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentarios.
  2. Dar a conocer el impacto en la sostenibilidad económica, social y ambiental que comportan.
  3. Concienciar sobre la necesidad de favorecer un consumo responsable.  

 

Si necesita información en materia de consumo no dude en contactar con nosotros. Le recordamos que estamos a su disposición de forma gratuita a través del número de teléfono 900 21 50 80, del correo electrónico consumoresponde@juntadeandalucia.es, en horario de atención de 8 a 20 horas de lunes a viernes y de 8 a 15 horas los sábados (salvo festivos), así como en nuestros perfiles de redes sociales o a través de esta misma página Web. Y si prefiere un servicio de atención presencial, puede acercarse a alguno de los Servicios Provinciales de Consumo, presentes en todas las capitales de provincia andaluzas.

Asimismo, para ampliar información, puede consultar la página web “Más Alimento, Menos Desperdicio” del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Fuente
FAO / Agenda 2030 / Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación / Estrategia "Más Alimento Menos Desperdicio"
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